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lunes, 24 de noviembre de 2014

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El Peligro de Obsesionarse Únicamente con los Resultados

En toda empresa y actividad económica, los diferentes grupos que las dirigen y administran – accionistas, miembros de Juntas Directivas y ejecutivos – se  guían para su orientación y conducción, por los resultados.  Estos se miden por las Utilidades y, en ocasiones cada vez más frecuentes, por el EBITDA (Resultados operacionales antes de impuestos, depreciaciones y amortizaciones); un resultado menos de causación y más aproximado a la caja que generan los resultados de la operación.  Aunque tal práctica es indispensable y debe reforzarse al máximo, es incompleta.  Ignorar otros aspectos que mencionaremos, es quizás una de las mayores causas de dificultades financieras que ponen en aprietos a las compañías.
Se trata de tres mundos que deben administrarse en forma simultánea al de los resultados:
  • El nivel y movimiento de las Inversiones de Capital (CAPEX)
  • El nivel y movimiento del Capital de Trabajo
  • El nivel y movimiento del endeudamiento financiero
Podemos afirmar que la mayoría de las empresas han desarrollado y adoptado metodologías sofisticadas para evaluar – aunque no para hacerle seguimiento –  las inversiones de capital.  Adicionalmente, el proceso de su aprobación final se origina en las administraciones que proponen, pasa por Comités de Inversiones – que las recomiendan – y, finalmente llegan a consideración de las Juntas Directivas que las aprueban.  Las principales metodologías utilizadas para su evaluación y para sustentar su aprobación ante el órgano pertinente, son aquellas de los Flujos de Caja, los Valores Presentes y las Tasas Internas de Retorno (TIR); adicionalmente se cuenta con la ayuda de los computadores y software como el Excel, que nos engañan con la aparente exactitud y nos ilusionan con el espejismo de disminuir la incertidumbre.  Lo único cierto sobre el futuro es que es incierto!

En contraste con lo anterior, los fondos que con mucha frecuencia se comprometen y requieren para el Capital de Trabajo – principalmente cartera e inventarios – y que comúnmente superan las cuantías requeridas por las Inversiones de Capital, no son objeto de evaluación y seguimiento juicioso; simplemente suceden!  Son la consecuencia de muchas decisiones parciales a lo largo y ancho de la empresa y los requerimientos de fondos para su financiación son, en muchas ocasiones, superiores en cuantía a las inversiones de capital y constituyen la principal causa de iliquidez de las compañías.  Es más, en los procesos de crecimiento en las ventas – propósito que se considera indispensable para tener éxito – se ignoran los requerimientos adicionales que el Capital de Trabajo demanda.  La consecuencia, se obtienen mayores utilidades contables pero se congelan mayores cuantías de efectivo en inventarios y cartera.  Y para completar, el concepto de Punto de Equilibrio, tan utilizado por la mayoría de los negocios, no tiene en cuenta que para crecer se requiere mayor inversión en Capital de Trabajo; sólo se emociona con la proyección de mayores utilidades.  Pero al final, las dificultades de Tesorería se mantienen o acrecientan.

Finalmente, todos los flujos de caja que se utilizan en la administración de la tesorería de las empresas, finalmente se “cuadran” con base en endeudamiento financiero.  Y con un pecado mayor: se mezclan flujos de la operación – recaudos de cartera, pagos a proveedores,  gastos de nómina, etc. – con flujos financieros: intereses y movimientos de endeudamiento: nuevos préstamos y abonos a capital de los mismos.  Pero rara vez se evalúa si el endeudamiento financiero que la empresa tiene, o adquiere, es el adecuado: en cuantía, moneda, costo y plazo.
Nuestra recomendación: manejar las empresas con finanzas integrales.  Esto implica contar con información, y hacerle seguimiento, a los resultados, el capital de trabajo, las inversiones de capital, y la tributación – en lo operacional, para lo cual los indicadores preferidos son: el EBITDA y el Flujo de Caja Libre.  Y, por otra parte, ver el endeudamiento financiero en todas sus dimensiones.  El Balance de las empresas tiene una gran utilidad si se aprende a utilizar.  Se destaca la ausencia del Balance de cierre de los años en casi todas las proyecciones financieras.

Podemos confesar que nos infunde un gran temor encontrar empresas que sólo ven el Estado de Resultados (P&G).  Es como manejar un bote mirando hacia atrás para guiarse por la estela que deja su paso sobre el agua; sabe cómo va pero no tiene ni idea de contra qué se va a estrellar.
En fin, como en la conducción de un vehículo, no basta con que el mismo marche (resultado).  Es indispensable tener una visión integral de cómo funcionan y las condiciones en que se encuentran otros aspectos del mismo: aceite, agua, llantas, frenos, etc.


Guillermo Orozco – Consultor Senior Partner advisors
Tomado de: http://ow.ly/EPV9y 

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