Artículo de interés:
El
resurgimiento de la dimensión humana
Durante mucho
tiempo, las universidades y las empresas mismas se concentraron en la formación
de líderes tremendamente competitivos, capaces de alcanzar altísimos
resultados, sin detenerse muchas veces a analizar los costos de esos logros en
términos de valores y de respeto a los seres humanos que conforman una
organización.
En ese proceso,
muchas de nuestras percepciones de éxito terminaron por convertirse en
conductas perversas, cuyas consecuencias hoy lamentamos profundamente. Esto ha
llevado a revaluar el esquema educativo, por lo que en la preparación de los
nuevos líderes, las universidades están haciendo énfasis en el fortalecimiento
de los valores y en el desarrollo de liderazgos enfocados al servicio. Los nuevos
líderes, según lo anotó el doctor Carlos Raúl Yepes, presidente de Bancolombia,
en el pasado Foro de presidentes de empresas además de la preparación académica
y de ser humildes, deben saber escuchar, deben saber hablar, deben cumplir con
lo prometido, deben tener mucho cuidado con sus juicios y prejuicios y deben
saber controlar sus emociones.
Si anteriormente
los trabajadores obedecían las órdenes de sus jefes por el temor a ser
sancionados o despedidos, el nuevo líder debe conseguir que sus colaboradores
lo sigan porque creen en él, porque se ha ganado la confianza del equipo,
porque tiene una clara visión de hacia dónde los está conduciendo y por qué con
su liderazgo ayuda a crecer a su gente. Al nuevo líder lo siguen porque respeta
y valora a su gente y porque reconoce el aporte de cada uno de sus
colaboradores en la consecución de las metas que persigue como equipo.
Los líderes
deben saber despertar la pasión por el trabajo que realiza su gente y ser muy
cuidadosos para no matar el entusiasmo, especialmente cuando algo no sale como
se esperaba. Ser capaces de alentar y comprometer al equipo en medio de una
crisis es una característica fundamental de los directores exitosos, así como
de aquellos que lideran por medio del ejemplo. Tenga en cuenta que no es
posible que un líder se gane la confianza de su equipo, si no es capaz de
reconocer y asumir con entereza los errores que comete.
Otro punto
fundamental del liderazgo para la humanización de las empresas está en dejar
hacer, es decir, en brindar la autonomía necesaria para que el colaborador
pueda desarrollar su trabajo de manera responsable y creativa, con una
supervisión adecuada que nunca se torne en asfixiante. Para ello se requiere de
una importante dosis de conocimiento y de confianza mutua, que le permitan al
colaborador solicitar la guía que requiera, y al líder depositar su confianza
en el trabajador.
En los procesos
de selección de personal, necesariamente hay que buscar colaboradores que
compartan la forma de ser y de pensar de las organizaciones que los va a
contratar, teniendo en cuanta que “los buenos modales”, como lo decía Peter
Drucker, “son el aceite lubricante de cualquier organización”, son lo que nos
permite convivir en medio de los roces y fricciones que se producen a diario por
nuestras múltiples diferencias.
En su
intervención en el Foro, Yepes hizo énfasis en la importancia de construir un
lenguaje común para conseguir la transformación de cualquier entidad en una
organización más humana y centrada en el conocimiento de los clientes. Ese
lenguaje del que habla es trascendental porque influye en la modificación de
los modelos de conducta y ayuda a enfocar a toda la organización en objetivos
muy concretos. Su ejemplo de cómo el área de recuperación de cartera de
Bancolombia pasó a denominarse “Área de conciliación”, denota un cambio total
en el objetivo que perseguía el área y una rápida transformación en la forma
como los colaboradores conciben y enfocan su trabajo; el lenguaje, en este
caso, es un acelerador del cambio que se busca.
Muchos líderes
están reactivando la dimensión humana al interior sus empresas, buscando la
permanente dignificación de los colaboradores, el fortalecimiento de sus
valores, su crecimiento y transformación en mejores seres humanos, porque
indudablemente, a partir de la transformación de las organizaciones y su gente,
se consigue la transformación de la sociedad, una necesidad apremiante para
todos.
Fernando Albán Díaz del Castillo
Tomado de: La República
Link: http://ow.ly/DbtPl
No hay comentarios:
Publicar un comentario